No sólo los procesadores Exynos están esperando su próxima vuelta de tuerca, sino que Samsung acaba de anunciar, esto ya de manera oficial, que tiene en manos una nueva tecnología llamada Isocell para mejorar los sensores fotográficos de sus futuros Galaxy premium sin penalizar el grosor.
Parece la respuesta de Samsung a los Lumia o Sony de última generación, que han incluido cámaras de alta calidad utilizando sensores de mayor tamaño, penalizando por tanto la construcción de sus smartphones.
La solución de los coreanos, Isocell, es una tecnología que consigue incrementar la sensibilidad y la absorción de la luz, buscando el mejor funcionamiento posible cuando las condiciones lumínicas son deficientes, exactamente donde la mayoría de terminales palidecen.
El mayor avance en este campo habían sido los sensores BSI, con retroiluminación en sus píxeles, aunque cada uno de ellos interfería en la iluminación de los demás, provocando un ruido que Samsung ha reducido en un 30% creando una barrera física entre cada píxel.
Así, los píxeles están aislados unos de otros y recogen toda la luz posible sin estar en contacto con otros que podrían interferirle, consiguiendo por ende que cada píxel reciba la mayor cantidad de información posible sin saturarse.
La tecnología Isocell consigue por tanto mejorar el rango dinámico de los sensores, reduciendo además el grosor del sensor con una estructura más ancha y menos alta, pensando en su integración en dispositivos sin penalizar las dimensiones de éstos.
El primer sensor Samsung Isocell ya tiene nombre, S5K4H5YB, y con una resolución de 8 megapíxeles, contará con un tamaño de 1.12 um y un formato 1/4''. Estará en los mercados a inicios de 2014, y probablemente dé luz a la cámara de la quinta generación del Galaxy S, un dispositivo que va tomando forma demasiado pronto.
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